Columna semanal de Manuel Alcántara, La esquina desnuda, en Salamanca rtv al dia.
“La política tiene un componente tradicional de escenificación. Es algo no solo innato a ella sino necesario. De hecho, en la antigüedad tanto oriental como occidental el teatro siempre supuso la canalización del drama de las vivencias habituales que confrontaban a la gente. La máscara detrás de la cual se esconden las personas es también una señal inequívoca del peso de la presencia de diferentes identidades que chocan. En el foro, en la plaza pública, en las cortes medievales, en los parlamentos modernos se hizo presente la certeza de la desavenencia. Igualmente ocurría en otros ámbitos de carácter más reducido, pero siempre en el contexto de una cierta representación, como en los comités centrales de los partidos políticos, las asambleas de los sindicatos, las juntas de vecinos, las reuniones directivas de asociaciones. En todas, la refriega verbal hacía por imponerse en cada uno de los procesos contenciosos evitando el contacto físico entre los interlocutores. Escenificar el disenso o el conflicto constituía una forma civilizada de proceder.”