Columna semanal de Manuel Alcántara, La esquina desnuda, en Salamanca rtv al dia.
“La mujer apuró la copa de vino y fue entonces cuando terminó de contar la historia. La satisfacción verdadera que le venía generando su involucramiento en aquella aventura improvisada, dijo, no era por lo que hacía sino contra quien lo hacía. Siempre había tenido el gusanillo de la intervención pública, pero cierta carencia de habilidades sociales y su inveterada falta de valentía para tomar decisiones la bloqueaban a la hora de dar el paso adelante. La oportunidad le vino cuando un colega la propuso formar parte de una candidatura de gobierno de una institución pública. No tenía nada que hacer, simplemente estar y ver qué pasaba en el proceso electoral. El proyecto triunfó y ella se vio encumbrada en un puesto que jamás había soñado. A partir de entonces supo que podía castigar con su desprecio a la gente que durante años no la habían tenido en cuenta, ningunearles por no haber valorado debidamente sus aptitudes, por haberla mirado, decía, por encima del hombro.”