Columna semanal de Manuel Alcántara, La esquina desnuda, en Salamanca rtv al dia.

“Cuando la indignación ciudadana movilizada llenaba las calles en plena gran recesión la renovación de la política era un imperativo insoslayable. A la mayoría absoluta regalada al Partido Popular se oponía, canalizada en una masiva protesta, la ira de los afectados por el desempleo, la ejecución de sus hipotecas y el brutal deterioro de las instituciones del estado de bienestar. A veces se expresaba en las plazas y, además, en la mayoría de las ocasiones, articulaba una ronca actitud de repudio sobre la que sentar las bases de hacer las cosas de otra forma. En una clave similar al “que se vayan todos” se alzó el clamor del “no nos representan”. Un grito que cumplirá pronto siete años que ponía el dedo en la llaga de las deficiencias e insatisfacciones de la democracia representativa: “lo llaman democracia y no lo es”. Una actitud que se emparentaba con situaciones similares vividas simultáneamente en otros países europeos y, años antes, en el ámbito latinoamericano”.

“El embuste de la nueva política”.