Columna semanal de Manuel Alcántara, La esquina desnuda, en Salamanca rtv al dia.
“Desde que Hannah Arendt deslumbrara con su inteligente análisis en torno al juicio de Eichmann en Jerusalén adjetivando el mal con el substantivo banalidad sé de qué manera se puede trivializar cualquier cosa. Si el terror nazi alcanzaba un nivel de horrorosa normalidad ¿por qué no lograr hacer insignificante y superficial un programa electoral o incluso una candidatura?, ¿por qué no concebir de la frivolidad una marca distintiva de un conjunto de políticas públicas? En un tono distinto, la obra póstuma de Peter Mair también fue subtitulada como “la banalización de la democracia occidental”. El politólogo irlandés se refería al gobierno del vacío en un época en que el autor, asentándose en una profusa evidencia empírica, afirmaba con rotundidad: “la era de la democracia de partidos ha pasado”. En la democracia de audiencias hoy vigente la política espectáculo requiere de momentos de entretenimiento relajado que en numerosas ocasiones terminan por conquistar por completo el escenario, de manera que todo se hace intrascendente y vulgar.”