Columna semanal de Manuel Alcántara, La esquina desnuda, en Salamanca rtv al dia.

Las cosas siguen tensas en Cataluña. Quien pudo pensar ingenuamente que el tiempo todo lo cura o que el proceso electoral catalán y el cambio del gobierno español dibujaban un momento salvífico hoy siente que estaba equivocado. Cuando la avalancha de banderas hacía de las avenidas un río cromático permanente, el paroxismo alcanzado parecía difícilmente superable. Luego, el encarcelamiento preventivo de un grupo de irresponsables disparó un mecanismo de insólita plasticidad mediática. Paulatinamente las solapas de los conmilitones de los políticos presos lucieron lazos amarillos cuya colocación se extendió a los escaños vacíos saliendo después a la calle. Desde entonces, miles de lazos, que suponen un legítimo símbolo de protesta, se han enseñoreado del espacio público. La arena de todos es monopolizada por una acción partidista, mientras que el gobierno catalán, ignorando una vez más que forma parte del Estado y que por ello debe respetar la legalidad, protagoniza asimismo la frenética promoción del guiño amarillo. En frente, grupos de individuos se afanan para quitarlos. Este galimatías es preocupante.”

De lazos, trapacerías y afectos