Columna semanal de Manuel Alcántara, La esquina desnuda, en Salamanca rtv al dia.

Hay momentos en los que la calma se adueña del entorno. Son raros. El ruido del tráfico, las conversaciones entrecortadas de los vecinos mezcladas con la banda sonora de la película que están viendo, los animales del barrio o de la propia vivienda, tienen así mismo su forma de hacerse escuchar interrumpiendo la quietud. A veces las casas hablan con quejidos inesperados que sorprenden el desvelo nocturno.  Sí, resulta difícil la mudez de la vida, por no decir que es imposible pues una señal de ella son los latidos del corazón. Aun así, a menudo se busca afanosamente el sosiego, aunque luego sea todo lo contrario. La callada sosiega, pero también asusta, tranquiliza, pero inquieta. Ser dueño del silencio de uno mejor que esclavo de sus palabras es una máxima de comportamiento loable que comparto.

“La voz quebrada”.