Columna semanal de Manuel Alcántara, La esquina desnuda, en Salamanca rtv al dia.

Es un mantra textual que he escuchado en dos escenarios muy diferentes en el último mes y que me cuesta trabajo entender. Los políticos catalanes enjuiciados lo citan a propósito de su situación que conciben como ilógica e injusta puesto que únicamente se limitaron a liderar “una movilización prácticamente espontánea de miles de personas…. cívica, pacífica, reiterada y persistente” (Raúl Romeva). Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, lo menciona desde la tribuna al señalar que la crisis que vive su país tiene un origen político, mientras reta al usurpador Nicolás Maduro para que deje el poder. Dos situaciones que no tienen paralelismo alguno, pero que les une la reivindicación de la política como reclamo aparentemente mágico para la resolución de sendos conflictos cuyo germen, se remarca, es de naturaleza política. Nada que ver, por consiguiente, con la actuación de otros mecanismos institucionales que reciben una valoración ambigua.

La solución es política.