Columna semanal de Manuel Alcántara, La esquina desnuda, en Salamanca rtv al dia.

Los grandes cónclaves internacionales son atractivos mediáticamente. Concitan a los primeros mandatarios y provocan acciones de protesta de quienes se sienten completamente excluidos y discrepan de lo que aquellos representan. Por otra parte, su desarrollo se vincula con la complejidad del proceso de globalización en el que aceleradamente estamos inmersos. Las cumbres mundiales, sectoriales o de un limitado número de países, suponen puntos de inflexión en lo cotidiano al agregar tensiones entre los intervinientes. Al anfitrión le ponen a prueba su capacidad organizativa debiendo confrontar dificultades logísticas en su gestión; el mantenimiento del orden público, procurando que las protestas no sobrepasen umbrales mínimos de civismo, es sin duda la más relevante.

La identidad en un pañuelo